El mar
El
mar, insondable y majestuoso,
coronado
de blancos penachos
que
besan las ardientes
y
doradas arenas de la playa,
con
caricias suaves,
egoístas,
prometedoras.
El cielo, hermosamente misterioso.
Siempre
tan cerca
y
siempre tan lejos.
Y
el sol grande,
tan
grande como siempre,
rompiendo
la armonía del azul,
al
cual no puedo mirar
y
sólo percibo en mi piel.
Mis
pies desnudos
corren
hacia los médanos del tiempo
buscando
la frescura de los recuerdos,
la
dulzura de un beso perdido
en
los rincones del sentimiento.
Al
extenderse mi cuerpo
bajo
las sombras del miedo
se
escucha en el aire
un
grito en silencio.
Y
al apagarse el eco
de
mi voz incolora
sólo
escucho del inmenso mar
el
lamento.
Mis
lágrimas se fundieron
en
el mar inmenso,
insondable,
majestuoso.
Miré
al cielo aterrada
por
su hermoso misterio.
Quise
tomar el sol
con
mis manos
y
llevarlo a mi lado eternamente.
Pedí
ayuda a los ángeles,
quizás
al infierno.
Nadie
vino. Estaba sola.
Sola...
con mi miedo.
Del
libro “Con aroma a jazmín”. Ed. La Quimera – Febrero de 2002
El poema como la vida comienza energizante , luminoso y esperanzador, y en solo 4 estrofas deja al poeta solo , en la soledad mas triste , asi de endeble y efimera , sera' la vida?
ResponderEliminarseguro... endeble y efímera. Gracias por leerme.
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